Ante esta situación, la Mancomunidad solicitó a Epremasa que se hiciera cargo de este servicio pero la empresa provincial, dependiente de la Diputación, se negó a asumir estas instalaciones porque no cumplen con la normativa medioambiental por lo que en su lugar ha elaborado un proyecto para poner en marcha un punto de transferencia de restos de obra que se pondrá en marcha en unos terrenos cedidos por la Mancomunidad, anexos al centro comarcal que tendrá que cerrarse.
El presidente de Epremasa y delegado de Agricultura y Medio Ambiente de la Diputación, Julio Criado, recordó que "este vertedero ha estado prácticamente incontrolado, en algún momento se tuvo que cerrar e incluso recibió una sanción de la Consejería", por lo que ha reconocido que tras solicitarlo la Mancomunidad, Epremasa ha diseñado la construcción de un punto de transferencia, que no tiene nada que ver con un vertedero, para que se depositen los escombros. Periódicamente se desplazaría a las instalaciones el parque móvil de maquinaria de Epremasa para triturarlos y reciclarlos y trasladar por sus propios medios los restos no reutilizables a sus centros autorizados, uno de los cuales se se encuentra en Belmez.
No obstante, Julio Criado ha asegurado que Epremasa no va a asumir el coste total del punto de transferencia, "cuando lo que estamos resolviendo es un problema que ha creado la Mancomunidad con su gestión".
El presidente de la Mancomunidad, Juan Díaz, ha señalado que no tendría sentido que "nosotros tengamos que aportar dinero cuando será Epremasa la que cobre las tasas por la prestación del servicio, además de que ya hemos cedido los terrenos". Díaz ha pedido a la Diputación que "ofrezca a Los Pedroches el mismo trato que tiene en otras comarcas donde asume el coste total de estas instalaciones".
La Diputación no quiso aceptar nunca su gestión pese a recogerlo un convenio
La apertura de este centro, que ha venido prestando servicio a empresas, particulares y administraciones de 17 municipios de la comarca, acabó con el problema de los vertidos de escombros que había descontrolados en la zona. Sin embargo, ya tuvo que cerrar en octubre del 2012 y volvió a reanudar sus servicios en marzo del 2013 tras recibir la autorización de la Consejería.
El centro fue construido por la Mancomunidad con los fondos europeos del programa Pomal y en 1998 se firmó un convenio con la Diputación para que ésta asumiera su gestión, circunstancia que nunca ocurrió. Un informe del 2011 recomendaba a Epremasa no hacerse cargo de la gestión "porque podía suponer importantes responsabilidades legales y económicas" ya que la Junta impuso una sanción por valor de 24.051 euros.
Publicar un comentario